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lunes, 21 de junio de 2010

Las cráteras


Entre el númeroso ajuar de la cámara del príncipe íbero, se han hallado siete cráteras áticas. Poseer una crátera griega era un simbolo de gran prestigio en la sociedad ibera, uno de los bienes más codiciados en la Antiguedad. Originarias del siglo IV a.c. que tuvieron tan gran aceptación, dejaron prácticamente de adquirirse en los últimos decenios de esa centuria.

La crátera era una gran vasija para contener una mezcla de agua y vino, antiguamente rara vez se bebia vino puro. El copero repartía la bebida con una cuchara, en latin llamada cyathus, e iba rellenando las copas de los invitados. Pero no era esta su única función, podían tener mil usos distintos, desde el aceite para ofrenda a los dioses a guardar las cenizas de un difunto.

Podian ser de distinta forma y distintos estilos. Las halladas en Arjona tienen las figuras en rojo sobre base negra. Este estilo de figuras rojas apareció en Atenas hacia 530-520 a.c. La temática representada era muy diversa. Una curiosidad es que una de las cráteras de Arjona está dedicada a la mujer, con temas tan femeninos como el aseo o el arreglo de la novia, otra con el tema de una boda, las hazañas del héroe, era una forma de narrar algunos de los hechos cotidianos.

No sólo sirvieron como objetos de prestigio a las distintás élites y sobre todo durante los primeros 50 o 60 años del siglo IV a. C., estas cerámicas fueron accesibles a una parte considerable de las poblaciones iberas urbanas de la Alta Andalucía.

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