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viernes, 25 de junio de 2010

La devotio Ibérica



La devotio íbera era un código de honor entre un cliente o "devoti" hacia su jefe o ante una divinidad. El guerrero juraba defender hasta la muerte la vida de su jefe si peligrara en plena batalla. Para el devoto era un deshonor no saber defender al caudillo al que había jurado protección. Por lo cual si el líder moría, su misión fracasaba. El cliente se sentía deshonrado, y moralmente debía sacrificar su vida, entregando su alma al dios ante el cual habían  realizado el juramento. Los devoti estaban obligados a un suicidio ritual,  ya que sus vidas eran ilícitas al no haber sido aceptadas en trueque por la divinidades. El último libro del paisano Juan Eslava Galán, "REY LOBO", trata la devotio, el juramento del guerrero Zumel  que lo vincula de por vida a su patrón Cotrufes.

La Caja de los Guerreros

La Caja de los Guerreros fue hallada casualmente en un olivar próximo a Piquía, en una de las  cárcavas producidas por las lluvias de este invierno.  La caja es una cista o urna cineraria de piedra arenisca, pero sobre todo es una obra del arte tardío íbero. A pesar de la romanización del territorio dos siglos antes,  todo el concepto es íbero, las inscripciones son íberas. y no latinas. De forma cúbica, en sus cuatro paredes laterales se representan en relieve diferentes escenas de luchas entre dos guerreros, tanto a caballo como a pie. Se cierra con una tapa con botón, con sogueado en aspas y bordes que parecen delimitar cada una de las cuatro escenas de lucha.
En su interior se encontraban intactas las cenizas y  unos pocos fragmentos de hueso de dos personas, pertenecientes  a un hombre y una mujer, quemados según la tradición ibera a menos de 800 grados. El  profesor Trancho, durante las interesantes jornadas íberas celebradas en Arjona el pasado 17 y 18 de Junio, relato todo el proceso de interpretación y análisis de estos restos óseos,  de  apenas unos centímetros y las deducciones de la morfología y características de los individuos, sexo, edad, complexión. Una exposición brillante de una ciencia sorprendente.

martes, 22 de junio de 2010

Animales Sagrados de los Iberos


El lince estaba vinculado al mundo de los muertos. Era un animal totémico para los guerreros íberos, los cuales lo llevaban en una de sus piezas de armadura. El guerrero de doble armadura hallado en Cerrillo Blanco, Porcuna, presenta en el casco que porta una cinta que va de frente a nunca que podría servir de base a una cimera con un felino, del que solo se conserva un resto de las patas.  Estos motivos podían hacer referencia a su clase social dentro de la tribu.

El lobo, perfecto símbolo del guerrero y guía en el más allá. Los iberos lo esculpen en el escudo o en el peto, para que el enemigo vea el verdadero rostro de quien les ataca. En el mascarón hallado en la necrópolis, el lobo parece devorar o vomitar al guerrero.Como los lobos sirven a un jefe que ha demostrado fuerza y valor. Los más destacados entre los guerreros se juramentaban a servirle en la vida y en la muerte, a cabalgar con él en las rutas visibles y en las ocultas en un sacrificio permanente de sí mismos.

Ritos Funerarios Iberos


Los iberos enterraban a sus difuntos en la necrópolis,  la ciudad de los
muertos.  Estas se establecían en las afueras,  no muy lejos de la población. La forma de enterramiento era mediante la cremación del cadáver , que lo purificaba a través del fuego. El  bustum o los luculi eran los lugares donde se realizaba. En una pira de leña se depositaba al cadáver vestido y adornado, incluso con sus objetos personales y armas.  Y hasta con su carro. Esta pira podía alcanzar una temperatura de 650-800ºC. Los huesos se cribaban,  a veces los restos óseos eran cogidos minuciosamente a mano,  para depositarlos en  una urna que se tapaba generalmente con un plato, o una tapa de plomo como la hallada en la cámara del principe arjonero.  La urna suele estar fabricada en cerámica ibérica, aunque se han dado casos en los que el recipiente elegido es una crátera o un skyphos de cerámica ática. O de piedra arenisca como la Caja de los Guerreros, con figuras en relive. La cámara se cubria con un túmulo de arena o de piedra.


La tumba era generalmente rectangular. Dependiendo de su posición social podía ir desde una cámara, con paramentos de piedra en mampostería y enlosada como el caso de la cámara principal de la necrópolis de Arjona, hasta sencillos enterramientos con lajas de piedra. Uno de este tipo de enterramientos es la conocida como "tumba flor", por la disposición de las piedras como "petalos".

Silicernia es el nombre que reciben las vajillas con las que algunas de las antiguas culturas mediterráneas celebraban en familia la despedida de sus difuntos. Durante el banquete funerario se sacrificaban animales y se depositaban en la tumba parte de los alimentos. Restos de algunos de estos animales han aparecido asimismo en la cámara: ovicápridos, vacas, cerdos y conejos.


Si se trataba de un personaje relevante o  un principe se realizaban distintas ceremonias como libaciones, verter una bebida en ofrenda a un dios sobre la tierra o un túmulo funerario. Tenía la función de establecer un lazo entre vivos y muertos. Los líquidos ofrecidos eran variados, normalmente vino puro, leche, miel, aceite incluso agua pura, que se vertían en el suelo tras probarlo. Son frecuentes las referencias al uso de libaciones en el mundo griego. En la necrópolis de Arjona el canal de libación aparecido marca el recorrido del liquido hasta el interior de la cámara.

Los duelos o juegos funerarios en honor del difunto también solían formar parte del ritual. Este podría ser el motivo que representan las figuras esculpidas en la Caja de los Guerreros.

Los Iberos

Los habitantes de las tierras que se extienden desde los Pirineos hasta la Andalucía occidental, al entrar en contacto con los fenicios y los griegos desarrollaron a lo largo de los s. VII y VI a. C. una cultura diferente a la del resto de los pueblos peninsulares, y los griegos para distinguirlos los llamaron íberos. Estaban organizados en tribus y habitaban por lo general en poblados fortificados por murallas, las oppidas, construidas en lugares elevados para facilitar la defensa del territorio, como sería en el caso de Arjona.

La sociedad se dividía en clases y estructurada en territorios a cargo de régulos, que vivían rodeados de lujo a la manera de los déspotas orientales. El poder normalmente estuvo bajo el control de jefes militares de carácter local con categoría de príncipes, aunque algunos ocasionalmente llegaron a ejercer su autoridad en territorios relativamente extensos. Las luchas entre las tribus fueron frecuentes y los guerreros llegaron a constituir el grupo social más influyente. Sus armas eran de hierro y entre ellas destacaba la falcata, una espada corta de hoja curvada.


Su economía se basaba en el cultivo del trigo, la vid y el olivo y en una ganadería muy variada, principalmente vacuno, ovino y caballos. Destacaron también en pesca con factorías conserveras, salazones y explotaciones asociadas a la sal. También se dedicaron a la artesanía y el comercio, como refleja la prosperidad de algunas poblaciones que se transformaron en auténticas ciudades, en la alfarerías, minería (sobretodo plata y cobre). Así, sus industrias eran derivadas de todas estas actividades: elaboración de aceites y vinos, alfares para envasados, lana y textiles, viveros y salsas de pescado (garum), construcción naval, fundiciones, orfebres, broncistas, y todo tipo de artesanos.

Murallas Ciclópeas

Aunque la existencia de murallas ciclópeas se deducian en Arjona por los textos de historiadores del siglo XVII, se confirmó su existencia cuando en 1927 se descubrieron restos al construir el Parque del paseo del General Muñoz Cobos. Lamentablemente, se aprovecharon las piedras para construir la cerca que rodea el parque y el resto quedó enterrado. Parece ser que esta muralla conectaba con la descubierta en el año 1787 a "treinta varas" de la actual puerta de la parroquia de San Martín. En la relación que del descubrimiento hace don Antonio Cardera Verdejo, regidor de la villa para su envío a la Real Academia de la Historia, describe la muralla como "obra antiquísima que pudo ser templo de la gentilidad, con comunicación a una fortaleza, cuyos arruinados muros se han encontrado". La muralla encontrada en el parque medía en algunos tramos dos metros de largas por metro y medio de anchas y un grueso de sesenta centímetros, sin unión de mezcla, como las anteriores.

El único vestigio de muralla visible que hay en Arjona es la situada en el conocido Cementerio de los Santos. Sobre cimentación preromana y romana, los musulmanes impulsaron un complejo sistema defensivo sobre la meseta donde se asienta la actual ciudad. Poco más se ha podido conservar, debido a los expolios y las acciones bélicas de siglos.

Los restos de esta muralla urbana fueron declarados Bien de Interés Cultural en 1985.

lunes, 21 de junio de 2010

Ánfora Dresell


Otro objeto curioso que ha aparecido en la cámara, un ánfora dressel. El ánfora fue el contenedor más utilizado para el transporte marítimo de mercancías. Su forma está especialmente diseñada para la estiba en las bodegas de los barcos, terminando en un pico alargado. Normalmente los fondos de las embarcaciones estaban llenos de arena, para encajar la forma picuda en que acaban estas piezas encajándose unas entre las otras hasta formar varios pisos de altura.
Los alfares estaban situados en los centros de producción de alimentos, tales como cereales, vino, aceite y salazones de pescado, mercancías que se transportaban en ánforas. Eran utilizadas para almacenar los productos de las industrias de salazón y del garum -salsa utilizada por los romanos para condimentar los alimentos.

Claro, en Arjona ya sería habitual el aceite, cuantas ánforas con aceite de la Betica viajaron a Roma, tantas como hasta formar algunos años después, entre el siglo I y III d.c. un monte con las ánforas rotas, el Testaccio. Casi un 80% de los materiales que forman el monte son ánforas béticas. De forma casi triangular, con unos 50 metros de altura,un perímetro de 1490 m., tiene una superficie total de aproximadamente 22.000 m2.

Aceite, vino y trigo. La triada mediterranea. El ánfora hallada en la cámara del principe más que para almacenar aceite parece usarse para un rito íbero de vino,

Las cráteras


Entre el númeroso ajuar de la cámara del príncipe íbero, se han hallado siete cráteras áticas. Poseer una crátera griega era un simbolo de gran prestigio en la sociedad ibera, uno de los bienes más codiciados en la Antiguedad. Originarias del siglo IV a.c. que tuvieron tan gran aceptación, dejaron prácticamente de adquirirse en los últimos decenios de esa centuria.

La crátera era una gran vasija para contener una mezcla de agua y vino, antiguamente rara vez se bebia vino puro. El copero repartía la bebida con una cuchara, en latin llamada cyathus, e iba rellenando las copas de los invitados. Pero no era esta su única función, podían tener mil usos distintos, desde el aceite para ofrenda a los dioses a guardar las cenizas de un difunto.

Podian ser de distinta forma y distintos estilos. Las halladas en Arjona tienen las figuras en rojo sobre base negra. Este estilo de figuras rojas apareció en Atenas hacia 530-520 a.c. La temática representada era muy diversa. Una curiosidad es que una de las cráteras de Arjona está dedicada a la mujer, con temas tan femeninos como el aseo o el arreglo de la novia, otra con el tema de una boda, las hazañas del héroe, era una forma de narrar algunos de los hechos cotidianos.

No sólo sirvieron como objetos de prestigio a las distintás élites y sobre todo durante los primeros 50 o 60 años del siglo IV a. C., estas cerámicas fueron accesibles a una parte considerable de las poblaciones iberas urbanas de la Alta Andalucía.

Centro de Interpretación Íbera en Peal de Becerro

El presidente de la Diputación de Jaén, Moisés Muñoz, visitó el edificio del Centro de Interpretación Íbero que ha construido en Peal de Becerro la Administración Provincial en el marco del proyecto 'Viaje al Tiempo de los Íberos'. En el acto estuvo también la vicepresidenta de Infraestructuras y Servicios Municipales, Simona Villar, la alcaldesa de este municipio, Juana Pérez, y varios miembros de la corporación municipal.
Este centro de interpretación, que está situado en el casco histórico de Peal de Becerro, dedicará el contenido de sus salas a los hallazgos arqueológicos del yacimiento de Toya, una zona próxima a la localidad en la que se sitúa la cámara sepulcral íbera, una construcción de más de 2.500 años de antigüedad destinada a ritos funerarios de la realeza en la que se encontraron, a principios del siglo XX, una gran cantidad de vestigios de importante valor histórico. El entorno de este yacimiento también está siendo acondicionado con la adaptación de la Cámara para su visita y la creación de un centro de recepción de visitantes, así como con la adecuación de una zona de aparcamiento.
Cultura milenaria
Como explica Muñoz, «se trata de un nuevo espacio cultural que permitirá al visitante profundizar en esta milenaria cultura, contribuyendo también a diversificar la oferta turística en el entorno del Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, que contará con un nuevo atractivo turístico-cultural». El presidente de la Diputación conoció también una escultura íbera instalada a la entrada de la localidad consistente en una cabeza de guerrero obra del artista francés afincado en esta comarca Christophe Berville.
Por su parte, Juana Pérez ha expresado su satisfacción por la próxima apertura de este centro que «dota a Peal de Becerro de un importante punto de encuentro para visitantes interesados en la cultura íbera, lo que contribuirá al desarrollo turístico y económico del municipio». El edificio cuenta con más de 280 metros cuadrados distribuidos en dos plantas. Un amplio vestíbulo da paso a la primera de ellas, en la que hay dos salas donde se ubicarán el salón de actos y un espacio expositivo polivalente que dará acceso a la segunda planta, en la que se situará la mayor parte del patrimonio expuesto. Además, cuenta con una terraza que servirá de mirador desde el que divisar el paisaje pealeño. La creación de este espacio, junto a la adecuación de la Cámara de Toya y su centro de visitantes, está suponiendo una inversión global de 1,2 millones de euros.
Otras actuaciones
Junto a Peal de Becerro, la Diputación está interviniendo actualmente en otros lugares relacionados con la cultura íbera en la provincia, como Cástulo, donde se está construyendo un centro de visitantes y el acondicionamiento de su muralla; en Porcuna, con la construcción de un centro de visitantes y la musealización del yacimiento de Cerrillo Blanco; Ibros, donde se está restaurando y adecuando su muralla; y Castellar, con la restauración de su Museo Íbero y el acondicionamiento del yacimiento de la Lobera.
Diario Ideal

Explicaciones del Dr. Ruiz de la necrópolis