google679b33b27512af65.html

lunes, 19 de diciembre de 2011

jueves, 1 de diciembre de 2011

EL VESTUARIO IBERO

Según Tito Livio, los guerreros iberos se vestian con túnica blanca ribeteada de rojo, ceñida por un cinturon de cuero y adornos de bronce de donde colgaba su inseparable falcata en el centro. Para el combate, doble armadura de metal, sujeta al cuerpo por cintas de cuero que se cruzaban en la espalda. Estas rodelas podían ser circulares, las más comunes, o cuadradas. Algunas llevaban grabados de lobos, el animales totémico. Para protegerse la cabeza, utilizan cascos de bronce. Quizás por su contacto con los cartagineses, guardan cierta similitud.  En algunos casos, estos cascos llevaban en la cimera llamativos penachos o una figura animal, como un animal totémico en forma de "esfinge". El guerrero de Porcuna es su imagen más representativa.
En la vida cotidiana los íberos vestían con sencillez y comodidad. Una túnica de lino, con mangas hasta medio brazo y hasta las rodillas para los hombres y larga hasta los pies para las mujeres. Se ceñía con un cinturón y estaba decorada con cenefas pintadas y bordados. También se usaba el sagum,  una capa de lana con la que se protejian del frio. 
También habria vestidos o accesorios para ocasiones especiales, o según posición social. La toca o mantilla era usada por las mujeres,  que se la echaban por la cabeza sobre una especie de peineta. Su peinado debia ser muy complicado, con roetes o peinetas. Les gustaban las joyas: pendientes, brazaletes, grandes collares y pulseras. Ostentación de poder o jerarquía.
Velo, manto y túnica son los tres elementos del traje femenino ibero. El velo a veces se confunde con el manto, aunque el triangular que cubre la parte posterior de la cabeza y llega hasta los hombros es inconfundible. Hay, además, un velo propio de las "sacerdotisas" que va sobre la mitra o la peineta y llega hasta los muslos. El manto es la prenda que envuelve toda la figura llegando hasta los pies. A veces  la túnica, usada de vestido, se teñia de color con fibras naturales, según los restos de  policromía que se aprecia en alguna escultura,  con una cenefa inferior  bajo la cual solián usar dos sayas más, apoyada la segunda sobre los pies.  Así lo vemos en la indumentaria de la Dama del Cerro de los Santos
Su calzado  consistía en unos escarpines que parecen de cuero, pintados en su totalidad de color rojo, como parecen ser los de la dama de Baza.  Tanto en el caso de las mujeres corno en el de los hombres debía usarse también calzado de esparto o unas alpargatas, que se ataban a la pierna y el pie. En el invierno se cubrían las piernas con unas botas de piel y pelo de animal.