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miércoles, 28 de agosto de 2013

El Cerro de la Tortuga. El Templo y la Necrópolis Ibero-Púnica de Málaga.



A las afueras de Málaga, en el lugar conocido como cerro de la Tortuga o cerro Coronado, se encuentra un santuario ibérico púnico.  Fue elegido como lugar sagrado hacia el año 600 – 550 a.n.e. cuando se construyó un templo y la ladera y restos del monte se habilitó para realizar los rituales y depósitos votivos. No se utilizó como lugar de poblamiento, tan sólo construcciones para los servicios del templo. Un lugar con  tres actividades concretas: el culto sagrado, los depósitos votivos y los enterramientos en la necrópolis, con cuatro tipos distintos de tumbas, monumentales, estructuradas, de cista y de túmulo
 En su cima se ha documentado la existencia de varios edificios, una cueva y tres fosas y, en sus proximidades, un promontorio con varias insculturas, al parecer de motivos geométricos, antropomorfos y zoomorfos asociados a inscripciones en caracteres fenicios, púnicos e ibéricos, lo que han llevado a interpretar el conjunto como una montaña sagrada que integraría un templo-necrópolis. Entre los objetos encontrados destacan exvotos, páteras, cerámicas áticas, íberas y fenicias, además de un pebetero en forma de cabeza femenina entre otros hallazgos. También han sido halladas piezas de hierro, de bronce y esculturas de barro, varias de ellas con forma de mujer embarazada, figuras relacionadas con la fertilidad.


Los principales restos descubiertos lo forman algunas estructuras de plantas de habitación, cuevas, pozos, muros, enterramientos y varios grabados en rocas, algunos con grafías adscritas, según algunos investigadores, a época íbero-púnica. Las construcciones documentadas en la cima del cerro ofrecen muros con zócalos de piedra, alzados de tapial revestidos con estuco y pavimentos de placas de caliza, siendo más difícil discernir su planta.
En la cumbre del cerro se construyeron tres cisternas utilizadas como depósitos. Es la zona más importante del yacimiento, donde se encontraría el lugar destinado al culto y los ritos, situándose el asentamiento en torno a ésta. Tal vez un posible santuario portuario que integraría varias dependencias al aire libre y/o techada, como talleres y almacenes, al cual se le atribuyen connotaciones sagradas.  Posiblemente un culto solar, astrológico, y también a alguna deidad femenina por las esculturas y objetos recogidos, quizá a la diosa Tanit o la fenicia Astarté.  A partir de una base de piedras con agujeros como para colocar sobre ellas tres pilares, los expertos consideraron que ahí tuvo que levantarse una torre de dos plantas que serviría como observatorio y que se sitúa en la parte más alta del monte.
En el siglo I de esta era,  las estructuras fueron parcial o totalmente arrasadas por un incendio. Parece que fueron dos grandes incendios, uno de ellos destruyó el templo y se volvió a construir y luego desapareció nuevamente. A finales del siglo III se abandona completamente y pierde su carácter de templo.  

El yacimiento está protegido, pero no es Bien de Interés Cultural y dejó de excavarse hace años.