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sábado, 27 de octubre de 2018

RITUAL IBERO DE LOS EQUINOCIOS DE PUENTE TABLAS



Recientes trabajos del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibera de la UJA, conjuntamente con investigadores en arqueoastronomía de la Universidad de Salamanca y del Instituto de Astrofísica de Canarias, han permitido reconocer en detalle el carácter astral de la Diosa de los iberos.

 El Director del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Íbera de la UJA, Manuel Molinos, explica que junto a la Puerta del Sol en el yacimiento de Puente Tablas, nominada así por su fuerte carga simbólica, se situó durante el siglo V a.n.e., un santuario urbano de puerta. Traspasado el corredor de acceso desde el exterior del oppidum, se colocó, coincidiendo con el centro del eje del citado pasillo, una estela en piedra que representa una diosa de la fertilidad, someramente tallada, de la que se pueden apreciar los brazos esculpidos sobre el vientre y la forma apuntada de la cabeza, como si se simulara una tiara.


 La Universidad de Jaén muestra en su stand de la feria TIERRA ADENTRO, el ritual de los equinocios íberos, del yacimiento de Puente Tablas.

La imagen de la diosa, que ha sido reproducida a escala y que puede verse en el stand de la Universidad de Jaén en Tierra Adentro durante los tres días de celebración de esta feria, debió situarse en este lugar a finales de febrero, permaneciendo gran parte del año en el interior de una capilla integrada en la cella del santuario. Al alba, en el orto de los equinoccios de primavera y otoño, recibía la luz solar en un entorno aun en penumbra, iluminándose como si de un encendido se tratara. “Seguramente entre el día en que comenzaba a proyectarse la luz del sol sobre la diosa, en el amanecer, y el día en que dejaba de darle, debieron desarrollarse celebraciones de carácter litúrgico muy complejas con espacios y secuencia de tiempos seguramente articulados. Una vez que la diosa aparecía completamente iluminada el puente de la puerta ensombrecía la estela de arriba abajo, volviendo a generar un contraste lumínico con su entorno. Era en ese momento, cuando la luz solar penetraba también por un portillo o ventana de la segunda terraza del santuario en una habitación cerrada, en cuyo fondo había una cueva. Allí se construía una figura de luz que, proyectada en el panel de la cueva, con el movimiento del sol, parecería como si entrara desde el exterior a lo más profundo de aquella”, ha explicado Manuel Molinos.
 
Fuente: Gabinete de Comunicación UJA (F.R.R.). Viernes, 26 Octubre, 2018.