Recientes trabajos del Instituto Universitario de
Investigación en Arqueología Ibera de la UJA, conjuntamente con
investigadores en arqueoastronomía de la Universidad de Salamanca y del
Instituto de Astrofísica de Canarias, han permitido reconocer en detalle
el carácter astral de la Diosa de los iberos.
El Director del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Íbera de la UJA, Manuel Molinos, explica que junto
a la Puerta del Sol en el yacimiento de Puente Tablas, nominada así por
su fuerte carga simbólica, se situó durante el siglo V a.n.e., un
santuario urbano de puerta. Traspasado el corredor de acceso desde el
exterior del oppidum, se colocó, coincidiendo con el centro del
eje del citado pasillo, una estela en piedra que representa una diosa
de la fertilidad, someramente tallada, de la que se pueden apreciar los
brazos esculpidos sobre el vientre y la forma apuntada de la cabeza,
como si se simulara una tiara.
La
Universidad de Jaén muestra en su stand de la feria TIERRA ADENTRO, el
ritual de los equinocios íberos, del yacimiento de Puente Tablas.
La imagen de la diosa, que ha sido reproducida a escala y que puede
verse en el stand de la Universidad de Jaén en Tierra Adentro durante
los tres días de celebración de esta feria, debió situarse en este lugar
a finales de febrero, permaneciendo gran parte del año en el interior
de una capilla integrada en la cella del santuario. Al alba, en
el orto de los equinoccios de primavera y otoño, recibía la luz solar
en un entorno aun en penumbra, iluminándose como si de un encendido se
tratara. “Seguramente entre el día en que comenzaba a proyectarse la luz
del sol sobre la diosa, en el amanecer, y el día en que dejaba de
darle, debieron desarrollarse celebraciones de carácter litúrgico muy complejas con
espacios y secuencia de tiempos seguramente articulados. Una vez que la
diosa aparecía completamente iluminada el puente de la puerta
ensombrecía la estela de arriba abajo, volviendo a generar un contraste
lumínico con su entorno. Era en ese momento, cuando la luz solar
penetraba también por un portillo o ventana de la segunda terraza del
santuario en una habitación cerrada, en cuyo fondo había una cueva. Allí
se construía una figura de luz que, proyectada en el panel de la cueva,
con el movimiento del sol, parecería como si entrara desde el exterior a
lo más profundo de aquella”, ha explicado Manuel Molinos.
Fuente: Gabinete de Comunicación UJA (F.R.R.). Viernes, 26 Octubre, 2018.
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