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martes, 25 de enero de 2011

Hallan dos nuevas tumbas en el yacimiento de Cástulo en Linares

Unas excavaciones arqueológicas de urgencia en el camino de acceso al yacimiento de Cástulo, en Linares (Jaén), considerado el "oppidum" (ciudad ibérica fortificada) más extenso de la Península, han sacado a la luz dos tumbas, una ibera y otra romana, con más de siete siglos de diferencia entre ellas.
La directora de la excavación, Yolanda Jiménez, ha explicado que los restos aparecieron al abrir una zanja para dotar de luz al yacimiento y viendo la "importancia" de los mismos y ante el riesgo de expolio se decidió actuar de urgencia.
Durante el fin de semana pasado han trabajado una veintena de personas, en su mayoría no son arqueólogos profesionales, sino miembros de dos asociaciones de Linares que también han aportado sus conocimientos sobre otras materias, y donde además se han turnado para vigilar el lugar durante las 24 horas.
De las dos tumbas, situadas de forma paralela, la más importante es la ibera, fechada entre el siglo V antes de Cristo y el primer cuarto del siglo IV antes de Cristo.
En esta tumba destacan los hallazgos de una crátera ática (vasija) con restos que deberán ser analizados y que podrían pertenecer a una mujer, ya que no se han encontrado armas con las que se solían enterrar los hombres, mientras que sí se ha hallado una especie de lamparilla para quemar incienso, y fusayolas (contrapesos) usadas en telares para elaborar tejidos.
En la tumba romana, al principio se especuló con que fuera una aljibe, sin embargo, cada vez cobra más fuerza la teoría, según los arqueólogos, de que fuera una tumba de una mujer.
Esto lo apoya el hallazgo de una estela funeraria que formaba parte del muro constructivo en el que con anterioridad aparecería el nombre de la mujer, su edad (cuarenta años) y una alocución latina común en los enterramientos "sit tibi terra levis", traducida por "que la tierra te sea leve".
En ese mismo espacio se han encontrado materiales constructivos romanos reutilizados como tejas, tégulas, o ladrillos de engarce.
El yacimiento
Cástulo, además de ser uno de los yacimientos más expoliados y un "oppidum" de los más importantes de la Alta Andalucía, fue la capital de la Oretania, situada en el área norte de la provincia de Jaén, y una de las pocas ciudades que acuñaron su propia moneda desde finales del siglo III antes de Cristo.
Sus ricas minas de cobre, plomo y plata, rentaban al cartaginés Aníbal, casado con Himilce oriunda de Cástulo, 300 libras diarias, y le dieron una gran importancia comercial, tanto en época ibera como romana, a lo que se unía el hecho del que hablan los escritos de que el Guadalquivir era navegable hasta allí y por ella pasaban varias vías romanas.
Un yacimiento, que fue escenario de la Segunda Guerra Púnica, que enfrentó a cartagineses con romanos, y que en breve será puesto en valor para incluirlo en la Ruta del Viaje al Tiempo de los Iberos, que recorrerá los principales yacimientos ibéricos de la provincia finalizando en el Museo Internacional de Arte Ibero de Jaén, en construcción, y que se espera abra sus puertas en 2012.
25.01.11 - 12:01 -IDEAL JAEN

domingo, 16 de enero de 2011

EL TORO IBERO DE ARJONA

En los años 40 fue hallado un toro ibero en una finca privada. Se trata de una escultura exenta de un toro en pie de piedra caliza blanquecina. La cabeza de frente y la boca definida mediante una incisión semicircular. El morro se caracteríza por unos orificios nasaler redondeados. Ojos ovalados, con la pupila muy bien diferenciada, sobresalientes y circulares. Tres rebordes aplanados recorren cada lado de la frente, dispuestos a partir de su zona central. Los cuernos eran postizos,de plomo,  quedando aún restos de los orificios donde se colocaban. Las orejas eran de piedra, y no se han conservado, como tampoco las patas. La testuz del animal se encuentra cubierta por mechones curvos cuyos extremos terminan en un rizo. Todo el cuello se encuentra cubierto por arruegas gruesas, paralelas y onduladas. Vientre y costillar redondeados. La cola del animal se encuentra rota. Tiene una longitud de 142 cms. una altura de 53 cms y de grosor 42,5 cms. Actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico de Granada.
Similar a este toro es el de Porcuna, de forma muy arcaica, con planos duros sobre los que el artista realiza surcos netos para sugerir los detalles anatómicos, muy rítmicos y efectistas que simulan la piel arrugada del cuello del animal, parecido con el toro de Arjona. Las orejas son similares a las de un león y falta la parte del morro.

Unas extraordinarias esculturas relacionadas con el toro, animal con una  funcionalidad de culto. Considerado sagrado, es uno de los rasgos fijos de la cultura mediterranea. Desde sus primeras representaciones en el paleolítico en la cueva de Lascaux, aparece en la mayoria de las civilizaciones antiguas como en la minoica, Creta,  con su  legendario rey Minos y el laberinto del Minotauro,  el fresco de la taurokathapsia o el rapto de Europa por Zeus transformado en toro,  por citar algunos ejemplos de los muchos en los que el toro es protagonista de religiones, mitologías y leyendas. 
Vinculado desde las primeras civilizaciones con España, hay una gran cantidad de  representaciones artísticas del bóvido a lo largo de todos los tiempos,  desde los Toros de Guisando en Ávila, a los pintados por Picasso. Es habitual utilizar la expresión "la piel de toro" para referirnos a nuestro pais, por la descripción que daba de la península ibérica el geógrafo Estrabón. 

jueves, 30 de diciembre de 2010

FELIZ AÑO NUEVO¡¡¡¡¡

sábado, 18 de diciembre de 2010

URBANISMO DE UN OPPIDA ÍBERO

Los íberos se agrupaban en núcleos protegidos por murallas que conformaron los primeros asentamientos. Situados en lugares elevados en lo alto de una colina o montaña, que tuvieran buena perspectiva y los protegiera de invasiones o asaltos.
La mayor parte de las estructuras urbanas íberas responden a un modelo arquitectónico que cumple con unos requisitos mínimos, área rodeada por un perímetro defensivo bien delimitado, con espacios interiores para casas o almacenes, separados por calles y espacios públicos. Sin embargo no está claro si pudiéra ya hablarse de la existencia de ciudad, por el concepto de ésta que tenemos. Faltarían edificios específicos destinados a actividades administrativas, templos, palacios, etc.
Las murallas resultan esenciales en los asentamientos íberos, tanto si se encuentran en llano como en lugares elevados que es lo más frecuente. En estos casos, la muralla no recorre todo el perímetro del oppidum, tan solo en el acceso por algunos de sus lados más accesible, como es el caso del oppidum de Puente Tablas, en Jaén.
Localizado en dos cerros, Puente Tablas está amurallado por completo, excepto en su lado oeste, la más inaccesible por el cortado del cerro hacia el rio, aprovechando una zona rocosa. Este oppidum es uno de los más grandes localizados y uno de los núcleos más importante de la campiña de Jaén.
Su acceso estaba resguardado por dos torres o contrafuertes.  El lugar es claramente estratégico, controlaba la llanura del rio Guadalbullón con una extenso control visual sobre la campiña y alrededores. Privilegiado, con un entorno de bosque de galería junto al rio, encinas, pinos, acebuches…Se cultivaba el cereal y habría ganado vacuno y ovicáprido.    En la inmediaciones han aparecido restos de explotaciones mineras de hierro y tal vez una salina.  La ocupación de este asentamiento se documenta desde aproximadamente el siglo VI al III a.n.e
La muralla construida en mampostería, de sillares más o menos regulares, contaba con dos muros en talud, uno exterior formado por piedras mayores, el que debe soportar el ataque directo de los enemigos, y otro interior, construido generalmente con piedras más pequeñas, a modo de refuerzo  Pueden tener las mismas dimensiones, con el espacio intermedio de anchura variable, relleno de piedra y tierra. La muralla de Puente Tablas cuenta con hasta un tercer refuerzo.
Estas murallas estaban revestidas con un grueso enlucido en arcilla, pintado quizás en blanco, lo que daría a la construcción un mayor realce. Adaptado  a las curvas de nivel del terreno en el que se asienta, tiene forma retranqueada,  que permitiría defenderse del enemigo no sólo de frente,  sino también por alguno de sus flancos. Contaba posiblemente con hasta  ocho bastiones de refuerzo.  La parte superior de la muralla estaría construida con adobe o tapial. Podría tener entre 6 a 7 metros aproximadamente de altura. Para contrarestar el empuje de la piedra se reforzó con grandes piedras en la base o "pie de arquitecto" para evitar el movimiento de los muros, por que no se utilizó para levantarla ninguna fosa de cimentación.
No todas las murallas tenían como objetivo principal la defensa. Los oppidum íberos de  Jaén eran sociedades aristocráticas, casi aislados uno de otros como por su orgullo local.  Estas "pequeñas taifas", separadas por una distancia en linea recta de unos 8 kms, fueron incapaces de crear una gran confederación que los uniera para resistir a los invasores. Así, frente a Puente Tablas tendríamos a continuación el oppidum de las Atalayuelas, en Fuerte del Rey,  continuando con los oppidum de Arjona y de Cerrillo Blanco en Porcuna. 
En algunos casos la muralla tenía un valor simbólico o de obstentación del poder del principe o jefe del oppidum. No han aparecido restos de batalla en estas ciudades de la campiña norte, por lo que no parece ser por una cuestión defensiva el levantamiendo de estas construcciones.
Desde el interior apenas se vería la muralla, las casas quedaría adosadas a la misma prácticamente .  El plano de el oppidum de Puente Tablas corresponde a una ciudad en terreno llano, con un desarrollo más complejo que otras ciudades en terrenos escalonados u organizados en ladera. El urbanismo es con calles rectas empedradas, que se cruzan perpendicularmente, delimitando varias manzanas. Las casa eran muy sencillas. Normalmente  tenían forma rectangular.  Constaban de un patio de entrada y dos habitaciones, el espacio mínimo para una pareja y su familia que realizaba gran parte de sus actividades cotidianas en el exterior de la vivienda,  aunque se  distingue la que se dedicaba a alguna actividad, como la molienda, o almacén. Alguna de las estancias podría estar enlosada, pero normalmente era tierra apisonada. 
Conocian además elementos sustentantes, como quizás esta columna con capìtel íbero de piedra hallada en Baeza (y actualmente en el Museo Arqueológico Nacional). De fuste liso con una ligera disminución en su parte superior. Remata en una pieza rectangular con las caras algo rehundidas, divididas en dos frisos y separadas entre si por una especie de pilastra en las esquinas. Decorado con motivos geometricos y pequeñas circunferencias concéntricas. De gran sencillez, está muy lejos de cualquier otro elemento de influencia clásica.
Se construían a partir de zócalos de piedra seca o ligada con fango que sostenían una pared de adpobes o de tapial. Se enlucía con arcilla o yeso y a veces se decoraba con algún motivo pintado. Aproximadamente sus medidas serían de 14 mts de largo por 7 de ancho. 
El patio contaba con un banco corrido adosado a una pared lateral.  Por regla general las viviendas eran de una sola planta, aunque una de las casas de Puente Tablas tiene un patio con un pilar central, y es de mayor tamaño que el resto, pudiendo contar con dos plantas, al tener restos de una escalera. Esto demostraria un mayor nivel social al ser superior que el resto. En esta vivienda se encontraron restos de cerámica griega, lo que refuerza la teoría de mayor status social. Quizá esta fuera la vivienda principal, la residencia del principe en esta sociedad aristocrática.
El techo, formado por un entramado de madera y barro, tendría una inclinación para evacuar el agua hacia la calle o el patio. En este caso, se hacía un drenaje en una esquina para desagüe.

martes, 30 de noviembre de 2010

CARROS Y CARRETAS

Sobre el año 3000 a.c. se generaliza el uso en Sumer de carretas de cuatro ruedas. Carros pesados y toscos. Estos primeros pueden verse en el estandarte sumerio de Ur. 
Era una temible arma de guerra  de los hititas. Sus pesados carros, con el eje en la mitad de la estructura del soporte, permitía llevar tres soldados, auriga, arquero y escudero que lo protegía. Ramses II modifico  este carro convirtiéndolo en una eficaz pieza de combate. Los egipcios desplazaron el eje hacia atrás, lo que permitía tomar curvas a  más velocidad y   más cerradas. Claro que al ser tan liviano tan solo permitía cargar dos soldados, el auriga y el arquero. O incluso el mismo faraón. Lo más novedoso de la época, extremadamente veloz, ligero y resistente. Se fabricaban en Siria, donde abunda el fresno. La madera era  seleccionada: Eje de roble, rueda de olmo, caja de fresno...Pesaría unos 40 a 50 kgs. El suelo estaría formado por un entramado de cuero sin clavos.  Las llantas de las ruedas serían de cuero. Los radios son piezas en forma de V. Objetos carísimos, solo para grandes faraones como Tutankamon. Tan costosos que se incluye como regalo diplomático.  Es un vehículo de prestigio y de guerra, decorado a veces con láminas de oro. Todo un símbolo de poder.
A final de las guerras púnicas, empieza a tener concepto en el mundo funerario, donde un noble inicia el viaje al más alla ataviado con sus mejores ropajes y pertenencias. 
En Tartessos encontramos representaciones de carros en muchas de las estelas  de piedra del suroeste.  Los primeros encontrados en Iberia es la estela de Ategua (Córdoba). Visto en perspectiva aplanada es similar al carro micénico del 800 a.c. Un trazo muy simple de caja, ruedas y no dibujan el timón, con el eje en el centro. Paralelo al eje están los asideros para sujetarse al carro. 
El impacto colonial de los fenicios en Tartessos se hace evidente en la necrópolis de la Joya, en Huelva. Se encuentra un vehículo que posiblemente sea una variante ceremonial, con una plataforma baja y bocín del cubo de la rueda con una pasaejes y cabeza de felino, característico de la nobleza. Los bocines están desgastados, quizá se utilizarían en vida y se usó para el funeral del propietario.
En la Joya aparecen elementos de bocado de caballo, muy especificos. Como el bronce Carriazo o el bronce brifonte que apareció en el yacimiento de Cancho Ruano. En Cástulo aparecen asimismo bronces similares.
Estos carros de ostentación de poder y prestigio social no tienen nada que ver con las modestas carretas íberas de carga, como las que aún perduran por el norte peninsular para el trabajo cotidiano. Son de un mundo muy distinto al de los príncipes. No es el carro de guerra de los faraones. Son carretas de ruedas macizas que los campesinos ofrecen también como exvotos que depositan en santuarios como el de Collado de los Jardines. 
Estas carretas tienen ruedas muy pesadas, lentas, al ritmo del paso y que pueden soportar el peso de piezas de metal. En yacimientos aparecen rastros de estos pesados carros, por  las acanaladuras en el pavimento de las rodaduras de las llantas de metal. 
El carro de los señores que gobiernan los oppidas como Puente Tablas, íberos que se resisten a perder sus privilegios, es muy distinto.   Hasta el siglo I encontramos ruedas en necrópolis de tradicción principesca. El que se encontró en la cámara de Toya es de hierro forjado. Costoso y poco liviano, un tanto tosco, no apto para guerra y muy fragil para carga. Sus ruedas son de carro ceremonial. Frente a los antiguos bocados encontramos elementos muy elaborados como los bronces de Máquiz, cuatro extraordinarias piezas descubiertas en 1860 en Mengibar aunque carecen de un contexto de tumbas  y el propio pasariendas del príncipe de Arjona hallado en la necrópolis de Piquía.  Hasta el próximo 9 de Enero se podrán ver en la exposición del Museo Provincial de Jaén.
Los pasariendas se utilizaban para evitar el enredo de las bridas del caballo. Estos bronces entran dentro del mundo etrúsco, siglo VI,  pero con la tradición de añadirles elementos de bronce tan completos y decorados  que modifica el carro en un objeto más ostentoso.  
La vieja mentalidad íbera del carro para el transporte al más allá aparece en la época más tardía. En el  kálatos de Elche de la Sierra, siglo II a.n.e, aparece  un vehículo con rueda de reja, no de radios, brancales, caja alta. No es un carro ligero de guerra ni ceremonial. Es un carromato de carga al que se aproxima una persona con un caballo alado y una urna.  Es la representación del inicio del viaje al mundo de ultratumba. Empieza a generalizarse, ya no solo es para nobles. Mismo concepto aplicado a un vehículo ordinario, como en la cerámica griega. Ya no es exclusivamente principesco. 
Pero en la necrópolis de Píquia no sucede así, es un gran potentado con un carro de lujo, que se remonta a una larga tradición. Y como objeto personal,  al igual que sus armas y su cerámica, se incluye en el ajuar dentro de la cámara, para el viaje al más allá.

AGRADECIMIENTO

 Debemos de dejar constancia y señalar como "culpables" de que en Arjona se haya encontrado la necrópolis de Piquía a D. Antonio Cobo Pérez, su hermano y su sobrino. Ellos encontraron la Caja de los Guerreros que ha dado pie a que tengamos en Arjona una necrópolis ibera excepcional, con un ajuar extraordinario que sigue deparando sorpresas. Asi que es lógico que a los que hallaron la urna, y otros objetos como la tapa de plomo con el nombre del príncipe o el conjunto de armas, tenga aquí el hueco que se merecen. Sin su hallazgo, su colaboración entregando al CAAI, a D. Arturo Ruiz sus fotografias para la investigación y su empeño por restablecer este hallazgo tan importante al patrimonio arjonero, no estaría completa la historia del pueblo. A partir de ahora habrá que modificar y reinterpretar los textos con los nuevos datos que están aportando las investigaciones.
Gracias por devolver a Arjona parte de su pasado. Ojalá se pudiera recuperar tanto que se ha ido perdiendo y esperemos que esto sólo sea el principio de nuevos yacimientos, que tanto pueden aportar culturalmente para un futuro.

martes, 16 de noviembre de 2010

UNA SOCIEDAD SOFISTICADA

En la antiguedad los iberos eran casi exclusivamente conocidos por su ferocidad en el combate y su caracter belicoso.  En su origen los íberos eran sociedades tribiales continuadoras de las de la Edad del Bronce. Su primer dato en la historia se remonta al siglo V a.c. como mercenarios que participaban en las guerras entre las grandes potencias del Mediterraneo.  Los cartagineses habían contactado con ellos a través de las colonias que fundaran al sur de la península Ibérica y utilizaron sus servicios durante sus campañas, así como los griegos los contratarían más tarde para sus guerras contra Sicilia, calificandolos de "bárbaros". Estrabón incluso los presenta prácticamente como bandidos, "que han recibido por naturaleza la cualidad de bribones y traidores, inclinados a asaltar y robar".
Y poco más nos cuentan esas primeras fuentes. Nada de su cultura, su arte, idioma, religión, sociedad...Por ello los primeros descubrimientos arqueológicos realizados desde finales del siglo XIX produjeron un gran desconcierto entre los arqueólogos e investigadores. La aparición de obras tan extraordinarias como la Dama de Elche, la de Baza y del Cerro de los Santos, la cerámica de Liria o Elche, no encajaba con la imagen de malhechores que habían difundido.
No entendían que los iberos fueran los creadores de obras que delataban una cultura sofisticada y compleja, no admitian que fueran los autores de piezas tan notables, por lo que pensaban que, por ejemplo, la Dama de Elche era obra de origen griego traída a la península por comerciantes. 
Hoy es sabido que a partir del siglo VI a.c. el contacto de los autóctonos íberos con los pueblos comerciantes del Mediterraneo, fenícios, cartagineses y griegos, desembocó en una civilización que daría origen a una cultura original y propia. Los diversos pueblos íberos forjaron y compartieron rasgos culturales determinados, diferenciados de otros grupos peninsulares como celtas y celtíberos. A modo de ejemplo, mantenían unas carácterísticas comunes, como la escritura, conservandose unos 2.000 documentos epigráficos distribuidos por toda el área íbera, distinguiendo dos signarios o alfabetos.
Sin embargo los íberos no formaban un grupo étnico homogéneo.En este sentido es dificil aceptar que la cultura íbera apareciera de forma uniforme en todo el territorio. De hecho cada uno de los pueblos que la integraban tenían distinta artesanía o religión, diferentes estilos.
La llegada de púnicos y griegos aceleró el proceso de diferenciación interna, favoreciento la aparición en los pueblos índígenas de autoridades centralizadas que garantizaban la producción de bienes (metales, cereales...) que interesaban a los colonos y su comercio. Los colonos a su vez ofrecían a las incipientes aristocrácias íberas toda clase de bienes de prestigio: armas, joyas, perfumes, tejidos, cerámica...como las cráteras áticas griegas tan valoradas. 
Así se desarrolló una aristocrácia que ejercía el poder político, que controlaba los recursos económicos y gozaba de un modo de vida a imitación de pueblos del Mediterraneo oriental. En la segunda mitad del siglo III a.c. en los territorios íberos meridionales esta diferencia era manifiesta, por los ajuares encontrados en tumbas principescas como la de Piquía en Arjona. 
En este proceso tuvo particular importancia el control del principal recurso económico de la sociedad íbera: los metales preciosos. Las ricas minas íberas se encontraban en el sur, destacando las galenas argentíferas de Cartagena y Cástulo. Esta riqueza junto al importante desarrollo que alcanzó la agricultura en otras zonas, condujo a la formación de auténticas monarquías, a menudo hereditarias. Surgen así los oppida, verdaderos núcleos urbanos sobre todo en la zona íbera meridional y especialmente en nuestra zona con los oppidum de Atalayuelas en Fuerte del Rey, Torreparedones en Baena, Ategua en Córdoba, Obulco en Porcuna, Puente Tablas en Jaen y Urgabo, en Arjona.