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sábado, 11 de febrero de 2012

SANTUARIOS IBEROS. EL PAJARILLO

El santuario del Pajarillo se situa junto al nacimiento del rio Jandulilla, que unos kilómetros más adelante desemboca en el Guadalquivir frente al oppidum de Úbeda, la vieja. Era un lugar sacralizado, de culto a un antepasado. Un joven divinizado que realizaría una acción heroica, matar un lobo para salvar un miembro de su comunidad. Se dan por tanto los tres elementos que determinan el enclave: el oppidum, organizador de la estructura territorial, el santuario dedicado al héroe mítico, y el rio. Además nuevo pequeños oppida en las zonas que se van colonizando, como el de la Loma del Perro, próximo a Jodar, fundado en el siglo IV a.n.e. Con estas nuevas construcciones se va ampliando las bases demográficas tan necesarias para el afianzamiento del poder del principe sobre sus iguales, en una competencia que en poco tiempo, a fines del siglo III a.n.e. posibilitará la construcción de nuevos territorios, ampliándolos y sometidos a un oppidum dominante, como en el caso del principe Culcas que dominaba 28 oppidas. Hoy podemos ver su estatua a la entrada de Jaén, vigilando su territorio, que al parecer llegaba hasta Carmona., según relatos de Tito Livio. Ataviado con la doble armadura, como el guerrero ibero de Porcuna.
La expansión de estos oppidum se ve favorecida por el rio. El rio Jandulilla es una via de comunicación en su avance por el valle del Guadalquivir. Con la fundación del santuario se hizo frecuente la llegada de productos cerámicos al valle, como ocurria en otras zonas vinculadas, como los valles de los rios Guadalbullón y Guadiana Menor, paralelos al Jandulilla. Así llegaban las riquezas que favorecía la implantación del tributo como base de las relaciones sociales de las aristocracias gentilicias. Y los santurarios son un elemento clave. 
Porcuna ya había marcado con su conjunto escultórico la importancia de los animales en el imaginario del Alto Guadalquivir. El Pajarillo ha permitido, al contextualizar la posición de las imagenes, el papel de los animales con garra en el monumento. Se reconocen tres especies: el león, el grifo y el lobo, situados como se ve en la reconstrucción. Dos leones en la torre, al comienzo del paso, a un lado y otro de la escalera. Los grifos en la cúspide de la torre, uno a cada lado. Y en el centro el héroe armado con la falcata que parece esconder bajo su manto, que a la vez le sirve de escudo. El lobo parece estar esperando el ataque, en tensión, con la cabeza erguida y las fauces abiertas. Pero está postrado de sus patas traseras, lo que parece indicar que es el animal en que está en su territorio invadido por el guerrero íbero. Junto a él un personaje desnudo, al que viene a rescatar el guerrero.
Los grifos ratifican, como los leones, el valor y el carácter sobrenatural y heróico de la acción desempeñada

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