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viernes, 16 de mayo de 2014

LAS BATALLAS: BAECULA

Una sociedad guerrera, enfrentamientos. Vencedores y vencidos, de los que tan solo para  los primeros queda en la mayoría de los caso el honor y el reconocimiento.  Las batallas forman la historia, es un recurso que llena artes plásticas, es motivo de construcciones arquitectónicas, tema en numismática y artes decorativas. Va implicita con la humanidad, desde las representaciones en las cuevas prehistóricas, con escenas con arcos y flechas hasta el cine contemporáneo. 
A pesar de las desgracias, las ruinas y los desastres de una guerra, es parte de la historia. Aunque son hechos cruentos deben rescatarse, son piezas que completan un gran puzzle, es parte de la cultura.
La arqueología rescata del olvido estos sucesos y difunde por sus investigaciones lo  que desde la más remota antiguedad han sido una base fundamental, desde la narrativa del mundo grecorromano, la importancia de los héroes mediterraneos, la formación de paises y ciudades, mitología. Y una de esas batallas que marcó toda una época se dió en el siglo III a.n.e. en Baecula.
Las disputas entre romanos y cartagineses por hacerse con el monopolio de las industrias y las minas en el entorno mediterraneo, dió lugar en el 208 a.n.e que se enfrentaran dos grandes ejercitos en el cerro de las Albahacas, cerca de Santo Tomé, en la provincia de Jaén.
Localizar un campamento con más de 2.200 años no es sencillo. Una estructura que se levanta con elementos precarios, para una batalla que duró poco más de diez dias  y que no deja apenas huella en la estratigrafía. Y de la que tan sólo para poder hallar el lugar exacto había unas fuentes documentales con unas indicaciones muy escuetas, de los que en la provincia de Jaén se podían encontrar parajes similares en muy diversos lugares. Polibio y Tito Livio entre otros autores, detallan la batalla y aportan datos históricos y topográficos. 
En estos textos se describía que Asdrubal Barca se encontraba acampado junto a Baecula. El general cartaginés recorría entonces los parajes de Cástulo, no lejos de las minas de plata.  Al llegarle aviso de las primeras avanzadillas romanas, cambió el campamento a una posición más estratégica, en un cerro, y se procuró seguridad por un río que fluía a sus espaldas. Allí se protegería  del enemigo y podría hacer tiempo hasta que llegaran los refuerzos de dos generales cartaginenses y poder enfrentarse con Escipión el Africano.
El general romano ya había conquistado Cartago Nova en el año 209 a.n.e. Esta ciudad fundada por los cartagineses había sido su principal puerto estratégico, junto a Gádir. 
El poco tiempo que se tardó en trasladar el campamento desde Baecula al Cerro de las Albahacas fue la primera pista para calcular que la distancia entre uno y otro lugar no sería muy superior a los 5 kilómetros. Y este dato acotaba la zona de busqueda. También por que ya se conocía la ubicación de otros oppidum como Castulo, Isturgi o Iliturgi y por tanto se podía centrar la zona en el entorno de el Alto Guadalquivir. Sitios como Úbeda la Vieja, Giribaile o Cerro del Gato. Los hallazgos de restos de armas, jabalinas o balas de hondas, utilizadas por los honderos baleares que citan las fuentes, pilum o lanzas romanas marcaba sin dudas el lugar concreto. A esto se suman otros restos como los de la impedimenta de los soldados romanos, fíbulas, remaches de corazas, anillo o amuletos. En su mayoría objetos de hierro por lo que se han salvado del expolio.También las monedas, algunas con los efigie de Anibal Barca y el elefante. Pero no solo los objetos, cerca de unos 6.000 recuperados. También las marcas de la empalizada que cercaba el campamento cartaginés. 
Todos los hallazgos arqueológicos han permitido el situar y reconstruir el desarrollo de una batalla de la que se ha podido conocer hasta el movimiento de las tropas romanas por las tachuelas que se iban desprendiendo de su calzado, las clave caligarii de las legiones. Una batalla que en el contexto de su época sería el equivalente a una guerra mundial actual, con el enfrentamiento de las dos grandes potencias mediterraneas.

No se conocen los datos de cuántos hombres participaron en la batalla. Tito Livio habla de 70.000, que podría no ser muy desproporcionada.  Se conoce que en la batalla de Baecula al menos participaron dos legiones romanas. Aproximadamente unos 10.000 unidades entre soldados de infanteria y  caballeria de apoyo, unos 300 aproximadamente. a lo que hay que añadir tropa y mercenarios. Y en clara desventaja numérica, los cartagineses. 
Un hecho histórico que marcó el proceso de romanización peninsular junto a un oppidum ibérico del Alto Guadalquivir, y la interrelación entre la población indígena. No sería hasta bien entrado el siglo I a.n.e cuando las formas de relación con el paisaje, la apropiación del territorio, muestre ya claramente los elementos característicos de la presencia romana, en los sistemas de asentamiento y los factores sociales.


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