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martes, 30 de noviembre de 2010

CARROS Y CARRETAS

Sobre el año 3000 a.c. se generaliza el uso en Sumer de carretas de cuatro ruedas. Carros pesados y toscos. Estos primeros pueden verse en el estandarte sumerio de Ur. 
Era una temible arma de guerra  de los hititas. Sus pesados carros, con el eje en la mitad de la estructura del soporte, permitía llevar tres soldados, auriga, arquero y escudero que lo protegía. Ramses II modifico  este carro convirtiéndolo en una eficaz pieza de combate. Los egipcios desplazaron el eje hacia atrás, lo que permitía tomar curvas a  más velocidad y   más cerradas. Claro que al ser tan liviano tan solo permitía cargar dos soldados, el auriga y el arquero. O incluso el mismo faraón. Lo más novedoso de la época, extremadamente veloz, ligero y resistente. Se fabricaban en Siria, donde abunda el fresno. La madera era  seleccionada: Eje de roble, rueda de olmo, caja de fresno...Pesaría unos 40 a 50 kgs. El suelo estaría formado por un entramado de cuero sin clavos.  Las llantas de las ruedas serían de cuero. Los radios son piezas en forma de V. Objetos carísimos, solo para grandes faraones como Tutankamon. Tan costosos que se incluye como regalo diplomático.  Es un vehículo de prestigio y de guerra, decorado a veces con láminas de oro. Todo un símbolo de poder.
A final de las guerras púnicas, empieza a tener concepto en el mundo funerario, donde un noble inicia el viaje al más alla ataviado con sus mejores ropajes y pertenencias. 
En Tartessos encontramos representaciones de carros en muchas de las estelas  de piedra del suroeste.  Los primeros encontrados en Iberia es la estela de Ategua (Córdoba). Visto en perspectiva aplanada es similar al carro micénico del 800 a.c. Un trazo muy simple de caja, ruedas y no dibujan el timón, con el eje en el centro. Paralelo al eje están los asideros para sujetarse al carro. 
El impacto colonial de los fenicios en Tartessos se hace evidente en la necrópolis de la Joya, en Huelva. Se encuentra un vehículo que posiblemente sea una variante ceremonial, con una plataforma baja y bocín del cubo de la rueda con una pasaejes y cabeza de felino, característico de la nobleza. Los bocines están desgastados, quizá se utilizarían en vida y se usó para el funeral del propietario.
En la Joya aparecen elementos de bocado de caballo, muy especificos. Como el bronce Carriazo o el bronce brifonte que apareció en el yacimiento de Cancho Ruano. En Cástulo aparecen asimismo bronces similares.
Estos carros de ostentación de poder y prestigio social no tienen nada que ver con las modestas carretas íberas de carga, como las que aún perduran por el norte peninsular para el trabajo cotidiano. Son de un mundo muy distinto al de los príncipes. No es el carro de guerra de los faraones. Son carretas de ruedas macizas que los campesinos ofrecen también como exvotos que depositan en santuarios como el de Collado de los Jardines. 
Estas carretas tienen ruedas muy pesadas, lentas, al ritmo del paso y que pueden soportar el peso de piezas de metal. En yacimientos aparecen rastros de estos pesados carros, por  las acanaladuras en el pavimento de las rodaduras de las llantas de metal. 
El carro de los señores que gobiernan los oppidas como Puente Tablas, íberos que se resisten a perder sus privilegios, es muy distinto.   Hasta el siglo I encontramos ruedas en necrópolis de tradicción principesca. El que se encontró en la cámara de Toya es de hierro forjado. Costoso y poco liviano, un tanto tosco, no apto para guerra y muy fragil para carga. Sus ruedas son de carro ceremonial. Frente a los antiguos bocados encontramos elementos muy elaborados como los bronces de Máquiz, cuatro extraordinarias piezas descubiertas en 1860 en Mengibar aunque carecen de un contexto de tumbas  y el propio pasariendas del príncipe de Arjona hallado en la necrópolis de Piquía.  Hasta el próximo 9 de Enero se podrán ver en la exposición del Museo Provincial de Jaén.
Los pasariendas se utilizaban para evitar el enredo de las bridas del caballo. Estos bronces entran dentro del mundo etrúsco, siglo VI,  pero con la tradición de añadirles elementos de bronce tan completos y decorados  que modifica el carro en un objeto más ostentoso.  
La vieja mentalidad íbera del carro para el transporte al más allá aparece en la época más tardía. En el  kálatos de Elche de la Sierra, siglo II a.n.e, aparece  un vehículo con rueda de reja, no de radios, brancales, caja alta. No es un carro ligero de guerra ni ceremonial. Es un carromato de carga al que se aproxima una persona con un caballo alado y una urna.  Es la representación del inicio del viaje al mundo de ultratumba. Empieza a generalizarse, ya no solo es para nobles. Mismo concepto aplicado a un vehículo ordinario, como en la cerámica griega. Ya no es exclusivamente principesco. 
Pero en la necrópolis de Píquia no sucede así, es un gran potentado con un carro de lujo, que se remonta a una larga tradición. Y como objeto personal,  al igual que sus armas y su cerámica, se incluye en el ajuar dentro de la cámara, para el viaje al más allá.

AGRADECIMIENTO

 Debemos de dejar constancia y señalar como "culpables" de que en Arjona se haya encontrado la necrópolis de Piquía a D. Antonio Cobo Pérez, su hermano y su sobrino. Ellos encontraron la Caja de los Guerreros que ha dado pie a que tengamos en Arjona una necrópolis ibera excepcional, con un ajuar extraordinario que sigue deparando sorpresas. Asi que es lógico que a los que hallaron la urna, y otros objetos como la tapa de plomo con el nombre del príncipe o el conjunto de armas, tenga aquí el hueco que se merecen. Sin su hallazgo, su colaboración entregando al CAAI, a D. Arturo Ruiz sus fotografias para la investigación y su empeño por restablecer este hallazgo tan importante al patrimonio arjonero, no estaría completa la historia del pueblo. A partir de ahora habrá que modificar y reinterpretar los textos con los nuevos datos que están aportando las investigaciones.
Gracias por devolver a Arjona parte de su pasado. Ojalá se pudiera recuperar tanto que se ha ido perdiendo y esperemos que esto sólo sea el principio de nuevos yacimientos, que tanto pueden aportar culturalmente para un futuro.

martes, 16 de noviembre de 2010

UNA SOCIEDAD SOFISTICADA

En la antiguedad los iberos eran casi exclusivamente conocidos por su ferocidad en el combate y su caracter belicoso.  En su origen los íberos eran sociedades tribiales continuadoras de las de la Edad del Bronce. Su primer dato en la historia se remonta al siglo V a.c. como mercenarios que participaban en las guerras entre las grandes potencias del Mediterraneo.  Los cartagineses habían contactado con ellos a través de las colonias que fundaran al sur de la península Ibérica y utilizaron sus servicios durante sus campañas, así como los griegos los contratarían más tarde para sus guerras contra Sicilia, calificandolos de "bárbaros". Estrabón incluso los presenta prácticamente como bandidos, "que han recibido por naturaleza la cualidad de bribones y traidores, inclinados a asaltar y robar".
Y poco más nos cuentan esas primeras fuentes. Nada de su cultura, su arte, idioma, religión, sociedad...Por ello los primeros descubrimientos arqueológicos realizados desde finales del siglo XIX produjeron un gran desconcierto entre los arqueólogos e investigadores. La aparición de obras tan extraordinarias como la Dama de Elche, la de Baza y del Cerro de los Santos, la cerámica de Liria o Elche, no encajaba con la imagen de malhechores que habían difundido.
No entendían que los iberos fueran los creadores de obras que delataban una cultura sofisticada y compleja, no admitian que fueran los autores de piezas tan notables, por lo que pensaban que, por ejemplo, la Dama de Elche era obra de origen griego traída a la península por comerciantes. 
Hoy es sabido que a partir del siglo VI a.c. el contacto de los autóctonos íberos con los pueblos comerciantes del Mediterraneo, fenícios, cartagineses y griegos, desembocó en una civilización que daría origen a una cultura original y propia. Los diversos pueblos íberos forjaron y compartieron rasgos culturales determinados, diferenciados de otros grupos peninsulares como celtas y celtíberos. A modo de ejemplo, mantenían unas carácterísticas comunes, como la escritura, conservandose unos 2.000 documentos epigráficos distribuidos por toda el área íbera, distinguiendo dos signarios o alfabetos.
Sin embargo los íberos no formaban un grupo étnico homogéneo.En este sentido es dificil aceptar que la cultura íbera apareciera de forma uniforme en todo el territorio. De hecho cada uno de los pueblos que la integraban tenían distinta artesanía o religión, diferentes estilos.
La llegada de púnicos y griegos aceleró el proceso de diferenciación interna, favoreciento la aparición en los pueblos índígenas de autoridades centralizadas que garantizaban la producción de bienes (metales, cereales...) que interesaban a los colonos y su comercio. Los colonos a su vez ofrecían a las incipientes aristocrácias íberas toda clase de bienes de prestigio: armas, joyas, perfumes, tejidos, cerámica...como las cráteras áticas griegas tan valoradas. 
Así se desarrolló una aristocrácia que ejercía el poder político, que controlaba los recursos económicos y gozaba de un modo de vida a imitación de pueblos del Mediterraneo oriental. En la segunda mitad del siglo III a.c. en los territorios íberos meridionales esta diferencia era manifiesta, por los ajuares encontrados en tumbas principescas como la de Piquía en Arjona. 
En este proceso tuvo particular importancia el control del principal recurso económico de la sociedad íbera: los metales preciosos. Las ricas minas íberas se encontraban en el sur, destacando las galenas argentíferas de Cartagena y Cástulo. Esta riqueza junto al importante desarrollo que alcanzó la agricultura en otras zonas, condujo a la formación de auténticas monarquías, a menudo hereditarias. Surgen así los oppida, verdaderos núcleos urbanos sobre todo en la zona íbera meridional y especialmente en nuestra zona con los oppidum de Atalayuelas en Fuerte del Rey, Torreparedones en Baena, Ategua en Córdoba, Obulco en Porcuna, Puente Tablas en Jaen y Urgabo, en Arjona.

domingo, 14 de noviembre de 2010

INAGURACIÓN DEL CENTRO ARQUEOLÓGICO DE CERRILLO BLANCO EN PORCUNA

La consejera de la Presidencia, Mar Moreno, ha inaugurado este  sábado en Porcuna el Centro de Interpretación y de Recepción de  visitantes Cerrillo Blanco, uno de los nueve que conforma el programa  de la Junta de Andalucía 'Viaje al tiempo de los íberos'.

Moreno ha afirmado que este centro es fruto del trabajo 'intenso'  realizado entre la propia Junta, la Diputación provincial y los  ayuntamientos que participan en este programa, un total de nueve.  "Estamos haciendo realidad un proyecto que va a dotar a la provincia  de Jaén de un atractivo innegable muy importante", ha apostillado.
'Contar con un centro como este de Porcuna, que nos va a acercar a  la vida de hace muchísimos años, es una satisfacción', ha señalado  Mar Moreno, quien también ha indicado que este centro de Cerrillo  Blanco introduce al visitante en una civilización 'muy avanzada, que  tejió grandes redes comerciales, redes de riqueza, que es muy  desconocida y en la que Jaén aspira a ocupar un evidente liderazgo'.
La consejera ha asegurado que esta ruta, llamada 'El viaje al  tiempo de los íberos', en la que se encuentran incluidos nueve  municipios de la provincia, 'es muy atractiva y va a favorecer no  solamente la autoestima de los jiennenses, sino que nos va a hacer  sentirnos en la provincia de Jaén titulares de esta cultura y  encabezando la puesta en valor de una civilización que nos une con  nuestras raíces y con nuestro pasado más remoto.
 
DIARIO JAEN















miércoles, 10 de noviembre de 2010

XIII JORNAS ÍBERAS EN ARJONA

Desde mañana dia 11 de Noviembre hasta el próximo dia 9 de Diciembre, se celebrarán las XIII jornadas iberas en el ayuntamiento de Arjona. Mañana a las 19.30 tendrá lugar la primera de las conferencias a cargo del Doctor Manuél Molinos y D. Francísco Gómez Cabeza, del Centro Andaluz de Arqueología Ibera en Jaén, con el titulo de LA NECRÓPOLIS IBERA DE PIQUIA Y LA TUMBA PRINCIPESCA. 

Este es el calendario y programa de actividades previsto para las jornadas.







lunes, 1 de noviembre de 2010

CERAMICA ÍBERA MERIDIONAL

Siguiendo con la ceramica, veamos cuales eran los modelos en Andalucía. La pintura es el procedimiento más característico de decoración de la cerámica íbera, y la decoración con motivos geométricos  la más frecuente. Los más antiguos, directamente derivados de prototipos fenícios, presentan bandas anchas y estrechas alternantes. En el Cerro de Los Infantes (Granada) un alfar indígena producía ánforas de tipología fenicia a inicios del s. VI a.c. 

Con el paso del tiempo, bandas de semicircunferencias y circunferencias concentricas sustituyen a estas o rellenan los espacios intermedios. A lo largo del siglo IV se produce la llegada masiva de materiales de origen griego. El repertorio de formas se multiplica, con la inclusión de imitaciones de formas áticas: las cráteras en sus distintas formas, esquifos, copas, etc.


Las figuras pintadas de la cerámica griega atrajeron poderosamente la atención de los iberos, pero no las llegaron a imitar, al menos en regiones meridionales. Si imitaron la calidad de los barnices y acabados, produciendo recipientes cerámicos de gran calidad, con engobes negros y castaños, combinandolos sobre fondos blancos, también engobados.
La cerámica de barniz rojo es descendiente directa de la fenicia, aunque con algunas diferencias. En el original púnico el color rojo se produce por medio de un verdadero engobe, es decir, por inmersión del vaso en una barbotina de arcilla semiliquida, que proporciona una acabado final en forma de película de cierto grosor. El problema es que esta capa puede saltar y desconcharse de la superficie, como lo haría hoy una capa de pintura mal adherida. Los  íberos en su versión aplican una tenue capa de pintura con brocha, de acabado más imperfecto, pero el espesor es apenas perceptible.

En la región de la Bastetania, las cerámicas iberas se 
complican y junto a algunas que presentan las mismas características que las descritas, en otras predomina la policromía. Ejemplos de estas cerámicas se conocen en Baza y Galera, siempre en el marco de una tumba rica. Las urnas de Baza que aparecieron en la tumba de la Dama, son de distinta forma y decoración. Algunas son de cuerpo globular en su parte superior y troncocónico en la inferior. De paredes curvas, presentan una decoración polícroma en colores castaños, anaranjados, azules, blancos y negros, que alternan los motivos geométricos complejos con los vegetales. En varios casos encontramos una flor situada en el centro del cuerpo del vaso, rodeada de motivos geométricos o vegetales. 
Restos de decoraciones similares, aunque no idénticas, también se hallaron en la necrópolis de Galera. Es probable que sean imitacines de otras arte, quizás decoraciones parietales, que han desaparecido por completo. Tan sólo tenemos constrancia de su existencia a través de noticias y dibujos esquemáticos en alguna de las tumbas de Galera, que se conservaron bastante bien hasta su destrucción por expoliadores. Es posible que el aspecto general de estas tumbas fuese similar al de algunas tumbas etruscas actualmente conservadas. Pinchad en el enlace:  Tumba Íbera de Galera